miércoles, 17 de marzo de 2010

LA SOLEDAD DE UNA ANCIANA


En la soledad de la sala, sentada y pensativa estaba una anciana, con sus manos entrelazadas su piel arrugada y un pelo brillante de color gris plata.
Pensaba y a su mente quería traer los recuerdos, esos recuerdos felices, esos recuerdos de niña y cuando alguno a su mente venia, sus ojos brillaban eran pura luz , y casi saltaba una chispa.
En su boca se dibujaba una tenue sonrisa, es como si ella recostada sobre su silla, viera a esa niña correr, viera a esa niña jugar, viera como esa niña con su inocencia lo llenaba todo de felicidad, con ese amor que entregaba y con el amor que recibía. Ella veía a esa princesa, a esa Reina que todos adoraban y querían.
No tenía nada, era humilde su vida, pero se sentía Reina porque todos la amaban, todos en su hogar la querían.
A su mente venían recuerdos, y esos recuerdos no se detenían, esos recuerdo avanzaban,
ya se veía un poco mas mayor, ya casi en su mente los juegos se perdían, empezaba a ser más tranquila.
Queriendo aprender cómo se bordaba como se cocinaba, preguntado a su mama la anciana le sonreía,
con cuanto amor la enseñaba, y con cuanto amor la reprendía, cuando empezaba a salir por las noches con las amigas, y llegaba un poco tarde no llegaba a la hora que la madre le decía,
ella recordaba…
Y recordaba esa anciana como fue su primer amor, ese amor inocente,
ese amor de una niña, sus ojos le brillaban recordando a esa que quiso ser siendo una niña, quiso ser mujer.
Su mente traía muchos recuerdos muchos en ella se agolpaban,
son recuerdos de toda una vida, los tiene de dolor, los tiene de lagrimas los tiene de paz, los tiene de amor, los tiene de todos,
los tiene de una vida muy vivida, de toda una vida pasada.
En sus ojos aparece una chispa, su mirada la contemplo y sin ella saberlo descubro como se dibuja en su boca el deseo, sus labios los mordisquea,
ella cree que nadie la mira, se inunda de amor su mirada, y una lágrima resbala por sus mejillas, yo le pregunto ¿Qué le pasa? ¿Qué piensa?
Con mucha suavidad tomo sus manos y en silencio tomo su lágrima para que no se pierda en la nada, la recojo como una caricia, ella alza sus ojos clavándolo en los míos, con su mirar y con esa palabras entre cortadas, me dice recordaba al amor, ese amor que un día gris, que un día lluvioso apareció delante de mí siendo el amor de mi vida, me cobijo con su ropa con sus ojos me ofreció su corazón, con su risa alegría, con sus brazos fuerza y nos unimos los dos para el resto de nuestras vidas, cuando lo lleve a la casa le dije a mi familia este es el hombre que quiero este es el amor de mi vida, lo recibieron como a un hijo más, y él como un hijo los quería.
Formamos con muchos sueños, con muchas ilusiones nuestro propio hogar, con lágrimas, risas, dolor y alegrías pero lo superaba el amor ese amor que nuestros corazones tenían, tantos años vividos sin hijos pues Dios no nos lo dio no quiso que llenaran nuestras vidas, esa risa esa algarabía.
Día a día con nuestro amor todo lo superamos, era la más feliz de las mujeres tenía mi corazón el ser mas bueno y el amor de mi vida.
Yo la contemplaba, ella recordaba y recordaba en su soledad toda su vida.
Algunas veces se le escapaba una lagrima otras veces una alegre sonrisa y un brillo alumbraba sus ojos recordando a su amor ese que se fue un día, ella comenzó a dormir pronunciando su nombre, y diciendo espérame amor que ya me voy junto a ti, ya no quiero estar en esta vida.
Y con la belleza más limpia con la belleza más exquisita, se durmió la anciana bella pero sin perder esa linda y pura sonrisa,
Teniendo el más bello amor reflejado en sus pupilas,
con suavidad lo cerró y se quedo dormida.

AUTORA: SALINA.
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