con el frío del invierno,
camina sin rumbo fijo,
un pobre mendigo,
un pobre pordiosero.
Sin tener donde cobijarse,
del hielo que entumece sus huesos,
camina con los pies entumecidos,
por un solitario sendero,
vislumbra una casita a lo lejos.
Piensa estarán celebrando,
las fiestas alrededor de la chimenea,
con el calor del fuego…
Con alegrías, y algarabías,
con amor y muchos festejos,
yo caminare solo dejando que mis pies,
si pueden me lleven a algún lugar,
no se donde si cerca o lejos.
Cuanto me gustaría sentir,
de mi cuerpo desaparecería el frío,
el amor dentro de mi pecho,
tendrían calor mis huesos
el amor da más calor,
que un inmenso fuego.
Se acerca a la ventana,
ve a un chiquitín,
alborotando con sus juegos,
y una dulce niña que lo mira,
con sus ojitos del color del cielo,
en sus pupilas una ternura,
que jamás vio en este mundo incierto.
-Le sonríe y le dice quédate en nuestra casa,
acércate junto al fuego,
que tienes las ropas heladas,
y frío en todo tú cuerpo,
ven y comparte nuestra mesa,
comparte la bondad del corazón,
comparte nuestros alimentos.
El amor y las bendiciones,
de Nuestro Padre eterno.
-El mendigo le sonríe,
le dice niña eres la más hermosa,
eres la más bella, eres mi dulce niña,
la estrella más brillante que tiene el cielo.
la estrella más brillante que tiene el cielo.
Que Dios colme de bendiciones,
tú corazón bello y sincero,
por que le has dado,
lo más hermoso que tiene tú alma,
a este pobre mendigo,
a este caminante eterno.
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